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¡Bendita sea la mierda!

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¡Bendita sea la mierda!


¿Dónde se encuentra la sabiduría, la verdad o el conocimiento? Una pregunta de largo aliento y de difícil hallazgo. Para los creyentes, la respuesta es Dios, Alá, Buda o Satanás. Para los menos creyentes, la ciencia puede ser un buen punto de partida. Y para algunos más, plantearse tal cuestión carece de sentido e importancia. 




¡Tantas formas de responder a tan vital interrogante!





Una interesante respuesta nos la ofrece el muy conocido filósofo Nietzsche en Así habló Zaratustra (1885); interesante en cuanto nos plantea una novedosa manera de observar y entender el mundo, tan confuso como apasionante:


  Hay en el mundo mucha mierda: ¡eso es verdad! ¡Mas no por ello es ya el mundo un monstruo merdoso!

  Hay sabiduría en el hecho de que muchas cosas en el mundo huelan mal: ¡la náusea misma hace brotar alas y fuerzas que presienten manantiales!

  Incluso en el mejor hay algo que produce náusea; ¡y el mejor es todavía algo que tiene que ser superado! 

  ¡Oh hermanos míos, hay mucha sabiduría en el hecho de que exista mucha mierda en el mundo! 




Esa "mierda" que hay en el mundo, tómelo como lo malo que nos pueda ocurrir, los problemas, los fracasos, los accidentes, nuestros muy humanos errores, etc. De ellos podemos aprender y, si bien muchas veces es imposible cambiar lo ocurrido, sí está en nuestras manos el rectificar o pedir disculpas.


Jorge Eduardo Eielson (1924-2006), un gran poeta peruano, escribió en "Último cuerpo" de su poemario Noche oscura del cuerpo (1955):



Cuando el momento llega y llega
Cada día el momento de sentarse humildemente
A defecar y una parte inútil de nosotros
Vuelve a la tierra
Todo parece más sencillo y más cercano (vv. 1-5)






Hace unos días, el poeta Javier Pérez-Castilla presentaba en Madrid su poemario Cuerno de tiempo (2015). Transcribo el poema "Regeneración":



Cuando baja el alcohol,
uno siente regresar lentamente la vida.
Y se verifica el milagro cotidiano de la salud,
recuperando los órganos su calculada actividad.
Una vez más sorprende la alquimia digestiva,
el latido delicado del sexo,
el despeje oxigenado de los pulmones.
Todo vuele a ser perfecto. (vv. 1-8)




Ambos se adhieren a esa tradición que defiende todos los elementos y procesos de nuestro cuerpo -agradables o no- como fuentes de sabiduría. 

Por lo visto, no todo es tan malo como parece. Con mucha razón, en inglés existe la expresión holy crap (santa mierda) y en el teatro te desean suerte con "mucha mierda".


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